Concepción es una de las vecinas de Canido que al menos una vez por semana pasa por la enfermería de su barrio. Allí la espera Alba Pérez con menos aparatos y medios que un centro de salud, pero con mucho más tiempo para escuchar y sin necesidad de tener una cita concertada. «Lo que más hago es escucharles, sin tiempo, y controlarles la tensión o las glucemias», explica sobre unas sesiones a las que acuden personas mayores en su gran mayoría, a veces incluso cuando están de vuelta del médico. «Me piden que les traduzca los análisis u otras pruebas que les han hecho -precisa Alba-.